Considero que Equo ha de ser una organización política que supere el modelo tradicional de partido, que tenga un carácter abierto e inclusivo, y que lleve la ecología política como bandera.
El Equo que tengo en la cabeza es una máquina que permita a varios miles de personas hacer política verde, a todos los niveles territoriales, todos los días, allá donde estén. Es más que un partido, es una organización novedosa en la forma de organizarse internamente, y porosa hacia la sociedad, tomando y dando continuamente de ella.
Más que un partido: una red política
Parto de un análisis: el modelo de participación política basada en partidos está caduco y hay que cambiarlo. Creo que la alternativa es construir una organización que sea a la vez un partido, porque hay que seguir presentándose a las elecciones, y una red de individuos, que participan en la vida política cotidiana. Uno de los cambios de paradigma en cuanto al reparto de poder que vivimos en la actualidad es que paralelamente al aumento del poder de las organizaciones supranacionales, se produce también el auge de la fuerza de los individuos.
Considero por tanto un objetivo el que Equo se configure como un partido centrado en las personas, donde “una persona = un voto“. Con la horizontalidad como principio de funcionamiento, sin jerarquías, estando todos los participantes al mismo nivel.
Los individuos de hoy en día se asocian naturalmente entre sí en función de sus ideas, antes que en función de sus organizaciones, lo que hace que las fronteras de las mismas sean más flexibles. Por eso, creo que frente al modelo tradicional de afiliación (“afíliate primero si quieres participar con pleno derecho“), creo que Equo debe de implementar un modelo que conduzca a la creación de un espacio de participación antes que a la consolidación de un partido: “empieza participando con pleno derecho y luego si te convence, afíliate“.
La gente se coordina para poder entre todos ser influyentes, para que su voz se oiga y su voto tenga peso. Por eso creo que una organización política en el siglo XXI ha de estar diseñada para promover la participación de sus integrantes en el día a día de las decisiones, cada uno en su ámbito preferido, estén donde estén, y aprovechando y expandiendo las potencialidades que ofrece la tecnología.
La filosofía en la que se basan estas ideas está cada vez más madura, y hay quienes llevan mucho tiempo aplicando principios de apertura y transparencia, al estilo del software libre. Creo en las ventajas de una organización que también los aplique, que le diga al mundo: “Estas son mis ideas, y son libres. Úsalas, cópialas, mejóralas y difúndelas”.
La sangre que corra por las venas de esta máquina ha de ser verde: la ecología política ha de ser la seña de identidad de Equo. Desde mi punto de vista esta línea política es la que mejor analiza la situación actual y la que aporta las propuestas más coherentes desde una perspectiva global. Entendiendo el ecologismo como mucho más que medio ambiente: más solidaridad, mejor democracia, conocimiento compartido, menor consumo de recursos, y mejor salud, como medios para transformar la sociedad en una sostenible que sea feliz mientras respeta el planeta donde vive.