No he visto un tiro en el pié tan clamoroso como los recortes en Ciencia e Investigación en España.
Podemos bajar nuestros sueldos para competir con China, admitir que se destrocen nuestros valores naturales para que se instalen empresas contaminantes, o darles todo nuestro dinero a los bancos para que nos sigan hipotecando y deshauciando. De esas 3 maneras, a nivel “macro”, la economía se podría reactivar, a costa de echar por tierra muchos progresos y hundirnos de paso la moral.
O podemos buscar un cambio de modelo productivo, ser capaces de alcanzar la independencia energética, desarrollar productos que se diferencien por tener más calidad, ser más eficientes usando los recursos naturales. Podemos basar nuestro futuro en aprender más, en conocer mejor, en investigar y en innovar: esas son las vías que nos sacarán del agujero. Con la política actual, retirando dinero de educación y ciencia para pagar las deudas del ladrillo, estamos en vía muerta, en manos de ignorantes.
Investigar equivale a saber más. Innovar es utilizar ese nuevo conocimiento para construir mejores herramientas. Quienes se dedican a esto no pueden hacerlo sólo por amor al arte (o a la ciencia), sino que tienen que tener el apoyo de una sociedad que entienda que su labor pavimenta el futuro. Y ese apoyo social incluye sueldos dignos y competitivos para quienes investigan.
A la vez, la ciencia puede mejorar su impacto y apoyo comunicándose más y mejor con la sociedad. Puede hacernos entender lo útil del colisionador de hadrones del CERN, puede explicarnos qué se hace en la estación espacial internacional. Puede hacerlo para que lo entendamos todas, con más o menos formación, porque en la sociedad-red y en la democracia participativa todas vamos a votar sobre el presupuesto dedicado a ciencia. Sería útil también una reflexión sobre su método de publicación, ya que el “peer review” otrora pionero se ha quedado desfasado en la época del P2P. Y buscar mecanismos mejores que el sistema de patentes, que acaba por bloquear la innovación en vez de fomentarla.
Un gobierno tiene que tomar decisiones con fundamento científico, con base en datos reales y no en supercherías o presiones. Cuánto mejor nos iría con una política energética basada en los datos existentes sobre Cambio Climático, por ejemplo. Un organismo europeo que reconoce esta misión es el Centro Común de Investigación de la UE (Joint Research Centre), en el que tuve oportunidad de trabajar durante 2 años, que pretende “proporcionar a las políticas europeas el apoyo técnico, científico, basado en las evidencias e independiente durante todo el desarrollo de las mismas”.
Una veintena de integrantes de Equo estamos promoviendo la creación de un Grupo de Trabajo que se encargue de hablar sobre Ciencia e Investigación, y de proporcionar el punto de vista verde al respecto. Entre los promotores hay investigadores, estudiantes de doctorado, y otros interesados sin relación directa con la ciencia. Cada uno tiene múltiples razones para sacar este grupo adelante, y yo he puesto aquí las mías.
Si tu también estás interesada, puedes rellenar este formulario con tus datos y una breve presentación, y colaborar en sacar adelante el grupo de trabajo sobre Ciencia e Investigación en Equo.
Totalmente de acuerdo con el contenido de esta entrada. Creo que has recogido explícita o implícitamente las principales preocupaciones. La investigación puede cambiar el rumbo de esta crisis y esto es algo sabido, por eso la ley de la ciencia decía en su preámbulo “el modelo productivo español se ha agotado con lo que es necesario impulsar un cambio a través de la apuesta por la investigación y la innovación como medios para conseguir una economía basada en el conocimiento…”, por eso el Consejo Europeo también confirma la investigación y la innovación como motores para la creación de empleo. Sin embargo, ni se incentiva la investigación en el sector privado, ni se potencia la calidad del sistema de investigación público, y lo que es peor, se reduce la financiación hasta provocar un éxodo masivo de investigadores y un empobrecimiento de los medios de producción científica.
Necesitamos, pues, una gestión del sistema de I+D+i diametralmente opuesta a la que estamos teniendo.
Hola Javi,
Y necesitamos esa nueva gestión lo antes posible. Montar grupos de investigación que generen resultados lleva tiempo, y recuperarse de un frenazo así no es fácil.
Me preocupa menos el éxodo (desde el punto de vista personal de un exiliado que soy). Creo que para los investigadores es muy positiva esa movilidad. Lo que pasa es que no tienen posibilidades luego de volver para poner en marcha lo aprendido.
La movilidad es algo extremadamente útil personalmente, y el flujo bidireccional de profesionales entre países comunitarios y extracomunitarios enriquece y es, además, indicativo de una buenas relaciones. Sin embargo, el exilio profesional supone una marcha forzosa no con el objetivo de ganar experiencia sino de subsistir.
Hay que diferenciar muy bien estas 2 situaciones pues la primera se puede considerar como un peldaño más que hay que subir para alcanzar la meta de la consolidación, y la segunda sólo se puede considerar como la única vía posible para subsistir sin abandonar la carrera profesional, una vía que no tiene como meta la consolidación.
Todo esto se puede resumir diciendo que lo malo no es tener que irse sino no poder volver. Esta es la situación para los jóvenes investigadores.
En cambio, los investigadores que ya tienen una alta especialización y experiencia internacional, muchos de ellos dirigiendo proyectos prometedores, se encuentran con una situación que es, quizás, aún más dramática y, es que con ya una edad y unas responsabilidades familiares, al no tener posibilidad de consolidarse tienen que optar por emigrar.
Así es que, que no nos confundan con este tema. Hay que ser muy diáfano al decir que el exilio de investigadores que se está produciendo no tiene nada que ver con la movilidad.