Cuando los ecologistas pasamos de la queja a la propuesta nos encontramos con aliados inesperados (¡Ojalá supiésemos comunicar mejor estas alianzas!)
La nueva sociedad que queremos debe superar la Revolución Industrial y abadonar su apetito extractor de recursos.
El crecimiento se ha convertido en enemigo de la prosperidad.
Estas dos ideas las podría firmar cualquier integrante de EQUO, pero son de Douglas Rushkoff, autor neoyorquino, especialista en medios de comunicación, defensor de las soluciones “open-source”, y en cuya página en Wikipedia no aparecen por ningún lado las palabras, “medio ambiente”, “verde”, o similares.
Hace poco Rushkoff escribía “Fork the economy“, jugando con el doble sentido de “fork”: dentro del software libre hacer un “fork” es replicar un proyecto y continuar un camino diferente con él; y la pronunciación de “fork” /fɔːk/ es muy parecida a la de “fuck” /fʌk/. Fork the economy, fuck the economy. En este post traduzco algunos apartados del artículo, invitando a quien los lea a seguir más de cerca a Douglas Rushkoff.
“He dejado de intentar arreglar la economía. La economía no está rota. Es sencillamente injusta. Hay una diferencia. Debemos dejar de mirar nuestra economía como un sistema roto, y considerar en cambio que funciona totalmente acorde con su diseño original”.
“No estamos presenciando el descarrilamiento del capitalismo. El capitalismo está haciendo exactamente para lo que fue programado desde el inicio. Para arreglarlo, tenemos que profundizar hasta su código más fundamental, y reescribirlo para que sirva a la gente en vez de servir al poder.”
“El dinero fue desarrollado antes de la Era Industrial por la aristocracia europea para apoyar a la clase media comerciante. Los pequeños comerciantes empezaban a ser ricos por primera vez desde que comenzó el feudalismo gracias a la expansión de los mercados y a su ingenioso sistema de “recibos de grano” y dinero de mercado. Al principio del día un panadero podía poner en circulación “vales de pan” al comprar su suministro semanal. Esos recibos podían gastarse en comprar otros productos hasta que el poseedor necesitase pan, y en ese momento los canjease. Otros “dineros” estaban basados en grano almacenado o en paja. No fueron creados para ahorrar ni para acumular, sino para estimular los intercambios. Uno tras otro los monarcas europeos ilegalizaron estas monedas locales y pusieron en marcha monedas centrales que solo podían ser creadas bajo préstamo, bajo interés. Si un negociante quería user dinero tenía que pedirlo prestado del banco central a un determinado interés. Este nuevo sistema ayudó a los ricos a mantener su exclusividad sobre las riquezas. Podían hacerse más ricos sólo por ser ricos. ”
“El sistema monetario fue diseñado no para ayudar a la gente a crear e intercambiar valor, sino más bien para extraer ese valor de cualquiera que desease realizar transacciones. No fue diseñado para promover la circulación, sino para frenarla.”
“Lo que distingue estos experimentos (en la nueva economía) de la izquierda tradicional es que no intentan compensar las desigualdades del sistema. No están redistribuyendo los escombros del capitalismo empresarial, como las políticas “desde arriba hacia abajo” harían. Al contrario, pretenden distribuir más ampliamente los medios de producción y las herramientas de intercambio.
Douglas Rushkoff escribe regularmente en su blog y es activo en Twitter.