Queremos montar una organización horizontal, en la que todos estemos al mismo nivel, y las decisiones sean lo más consensuadas posible. También queremos que sea ágil, que pueda responder a la actualidad y entrar en los ciclos de noticias con las opiniones de sus co-portavoces. En el primer caso, se puede intuir que habrá mucha gente opinando y grandes discusiones. En el segundo, que existirá un equipo de comunicación pendiente sólo de la actualidad. A priori parecen dos sistemas antagónicos. Mi objetivo en este escrito es establecer la “ingeniería” política necesaria para que sean compatibles, e incluso ver cómo el enfoque horizontal podría ser más productivo.
Los principios en los que se basa este proceso son: permitir y promover que cada integrante individual proponga notas de prensa y posicionamientos; hacer que estas propuestas sean coherentes con las ideas de la organización canalizándolas a través de los grupos de trabajo; y haciendo que el proceso tenga el menor número de pasos posibles.
Problemas del modelo “ejecutivo”
En un modelo basado en delegar la capacidad de acción a grupos “ejecutivos”, una persona que quiera proponerle a su organización que se posicione en un tema tendría que superar varios problemas:
– Asimetría de la información. La ejecutiva puede tener más información que el afiliado individual sobre el contexto del tema propuesto. Por ejemplo, sobre una propuesta de mejora de la recogida de basuras, la ejecutiva probablemente sepa las condiciones en que la empresa de recogida está contratada, mientras el afiliado individual no. La propuesta individual se ve mermada por esta falta de información.
– Desconocimiento. Si se quiere hacer una propuesta sobre un tema en concreto en el que el individuo es experto, probablemente en la ejecutiva sepan menos que él. Tendrían entonces que informarse, debatirlo, y tomar una decisión, lo que ralentizaría el proceso.
– Posición contraria. Si la ejecutiva tiene una posición contraria a la propuesta del individuo, la única oportunidad de éste para que su propuesta salga adelante será que cambie la ejecutiva: no sería suficiente con convencer a la mayoría de la organización sobre un tema puntual.
Estos problemas tienen como resultado que aunque una organización “ejecutiva” se proclame abierta a la participación, en la práctica nadie quiera participar porque es demasiado difícil conseguir resultados. Al final, es sólo el gabinete de prensa quien elabora los posicionamientos, a instancias de la ejecutiva. Es un modelo poco participativo.
Cómo organizar un nuevo sistema
Un posible modelo que solucione los tres problemas descritos debería de poder proporcionar más información al afiliado individual, evitar que haya un embudo por desconocimiento, y que la posición dominante no sea la de un grupo reducido, sino la mayoritaria en el conjunto de la organización en ese momento.
Estaría basado en conjugar tres ámbitos:
– Grupos de trabajo temáticos. Un grupo de trabajo está formado por todas aquellas personas interesadas, incluidos especialistas y expertos. Se especializan en un tema y pueden entrar más a fondo en el mismo. Una propuesta de un individuo que pase por un grupo será reformada y mejorada en función del conocimiento del problema. Si el grupo no está de acuerdo con el posicionamiento propuesto, no respaldará la nota.
– Asamblea territorial. En el caso de que la propuesta de nota de prensa tenga implicaciones territoriales, es imprescindible oir a los más cercanos y que más conocimiento tienen sobre el terreno y conocer los posibles efectos de la propuesta realizada.
– El equipo de comunicación estatal. Están al cargo de la parte técnica relativa a reescribir notas de prensa con el estilo e imagen adecuados. Son quienes mejor conocen el funcionamiento de los medios y quienes saben cuándo y cómo una noticia podría tener más impacto.
La propuesta inicial podría partir desde cualquiera de ellos, teniendo que escucharse los otros dos y poniéndose de acuerdo entre los tres para sacar la nota.
Este proceso se realiza sin intervención de una ejecutiva central, es más descentralizado. El interés colectivo queda asegurado por los grupos con respecto a la parte temática, y por las asambleas con respecto a la parte territorial. El número de pasos que una propuesta tiene que dar para llegar a ser aceptada es menor. Igualmente, poniendo a todos los grupos, territorios, y prensa en un mismo espacio de decisión se consigue evitar el efecto embudo y que el desconocimiento de los temas de determinadas personas clave bloquee el funcionamiento de la organización.
Cómo reaccionar a un evento de actualidad
Para ver cómo un sistema como el descrito puede responder a la actualidad, se pueden plantear distintos casos dependiendo de si existen o no posicionamientos anteriores sobre el tema:
– Si existen notas de prensa previas sobre el mismo asunto, probablemente no haya mucho cambio en el contenido y sea cuestión de ajustar el mensaje a la situación mediática. Tendría más importancia el trabajo del equipo de comunicación.
– Si existe un documento programático ya redactado sobre el tema, la cuestión sería convertirlo en una nota de prensa. Tendría más importancia el trabajo de síntesis que realizaría el grupo de trabajo temático.
– Si no existe posicionamiento previo, ni en forma de nota de prensa ni de documento programático, sería preferible esperar para emitir un posicionamiento. Si se emite un posicionamiento sobre un tema sobre el que no ha habido debate, se corre el riesgo de generar fracturas internas. Sería preferible optar por reforzar la organización, aprovechando la oportunidad para que los grupos debatiesen el tema y consensuasen una postura. Aún a riesgo de llegar tarde en términos mediáticos, sería preferible aprovechar los debates de actualidad para ir construyendo ideario político.
Aplicar este modelo supone tener paciencia al principio con respecto a los resultados en prensa, e ir poco a poco elaborando el ideario de la organización aprovechando la actualidad. Es equivalente a poner una gran máquina a funcionar: al principio va más lenta, pero luego es imparable.
La experiencia de la Coordinadora Verde
Un ejemplo práctico de aplicación de este modelo es la Coordinadora Verde. Por ejemplo, durante diciembre de 2009 hubo 14 grupos, alrededor de 20 asambleas territoriales, y una responsable de prensa trabajando en 15 notas de prensa durante ese mes.
Algunas estaban basadas en notas anteriores, como la que pedía que se evaluase el impacto ambiental de la sal para combatir la nieve, dado que una nota de este estilo se puede sacar cada invierno. Varias versaban sobre la cumbre de Copenhague sobre Cambio Climático, en base al seguimiento diario que se hacía del tema, y aprovechando la presencia de una activista sobre el terreno. Otras estaba basadas en propuestas de los diferentes grupos de trabajo: apoyo al pueblo iraní, del grupo de Internacional; carta abierta a Aminatou Haidar, del grupo de ecoféminas; petición para diversificar la dieta y comer menos carne, del grupo de Derechos de los Animales. Otras tomaban temas locales y les daban respaldo estatal, como la que aplaudía el auto de la Audiencia Nacional sobre la prohibición de los vertidos de Fertiberia en Huelva. Otra nota exponía temas más internos, anunciando la unificación electoral de candidaturas verdes en las municipales de 2012.
En este caso las propuestas venían de muchos orígenes diferentes, y todas habían pasado un filtro en el que tanto los territorios como los grupos habían opinado, moderando o amplificando el mensaje según fuese necesario. Existía un grupo de correo en el que estaban todos los coordinadores de los grupos, todos los coordinadores territoriales, y el equipo de comunicación. Este grupo tenía como misión coordinar a todos los actores relevantes en el posicionamiento político de la Coordinadora Verde.
Cómo mejorar el modelo
Algunas formas de mejorar el modelo:
– Escalándolo a otro ámbito. En el caso explicado se trata del nivel estatal, pero puede escalarse fácilmente: grupos de trabajo temáticos de ámbito autonómico, asambleas locales, y equipo de comunicación autonómico.
– Aumentando el número de personas que hacen un seguimiento de la actualidad. La responsabilidad de responder a la misma no es únicamente del equipo de comunicación, sino que los propios grupos de trabajo y territorios pueden disponer de varias personas encargadas de seguir la actualidad mediática y lanzar los avisos correspondientes para que se pueda responder a tiempo. De esta manera se puede reaccionar a la actualidad con base en los contenidos programáticos aprobados. Resulta un sistema ágil y que permite a mucha más gente participar en el proceso que otros sistemas más tradicionales.
– “Ensayando” la nota de prensa en las redes sociales antes del envío definitivo. Nuestro primer contacto con la sociedad son nuestras redes. Al lanzarles una propuesta se tendría el feedback inmediato de la gente cercana, lo que permitiría mejoras en la redacción, suplir carencias, y hacer otros arreglos antes de la nota definitiva.
Y tú, ¿ya has probado algún modelo de hacer comunicados de forma ágil y a la vez participativa?