En un Banco de Tiempo la moneda es la hora. Si en mi cuenta tengo 10 horas, puedo emplear una de ellas por ejemplo en una persona que me de un breve curso sobre cómo redactar mejor mi currículum. Le pagaré con una hora, y esa persona podrá emplearla en obtener otro servicio de otra persona, por ejemplo alguien que le instale lámparas en casa, y así sucesivamente.
Este modelo de intercambio de servicios busca alejarse de los intercambios monetarios, y dar un valor igualitario a lo que cada persona puede ofrecer. En principio una hora es igual para todas. Varias asambleas territoriales de EQUO están experimentando también con adaptaciones de “Bancos del Tiempo” para que las contribuciones en forma de tiempo dedicado al trabajo político sustituyan a la cuota monetaria de membresía.
Recientemente Pau Simó nos dió el soplo a los Bruselitas de Equo de un Banco de Tiempo activo a través de Internet: TimeBank.cc Era mi oportunidad para probar cómo funcionaba, y me apunté diciendo vagamente que podía ofrecer servicios relacionados con la Informática. Al poco encontré un anuncio de una persona que buscaba ayuda para instalar una web y me ofrecí. Hace unos días obtuve mi primera hora por ese trabajo y en breve vendrá la segunda por una ampliación del mismo.
Hasta ahora no había reflexionado en detalle sobre el funcionamiento de este sistema. Después de haberme metido de lleno en él quiero presentar cuatro ideas, cuatro “lecciones básicas de economía” que han surgido en estos días.
El mercado de tiempo
La primera cuestión a responder es “qué sabes hacer”. Y más concretamente, ¿qué sabes hacer que le vaya a venir bien a los demás? Puede que tenga un conocimiento muy especializado de cocina, pero ¿cómo lo vendo?, ¿cómo me vendo?. La primera fase del Banco de Tiempo es un zoco, un foro donde debo llamar la atención sobre lo que ofrezco y convencer a alguien que lo acepte: un mercado.
Al crear tu cuenta tu número de horas está a cero. Cuando una persona requiera de tus servicios y los des, tendrás una hora, pero hasta ese momento tu economía estará parada. Aquí llega la segunda lección: la necesidad de que se mueva el dinero, sean euros u horas, para que la economía funcione.
¿Qué ocurre cuando una persona comienza a acumular capital? Por ejemplo si realiza servicios a la comunidad y va almacenando horas, pero no las usa. Este modo de “ahorro” está bloqueando el funcionamiento de la economía de tiempo. ¿Sería posible desanimar este comportamiento? Por ejemplo estableciendo que de cada 10 horas que se tengan, se requisa 1 para ponerla de nuevo en funcionamiento. Una especie de impuesto a las grandes fortunas.
La última consideración gira también en torno al arranque de la economía. Al empezar la participación con cero horas, es imprescindible prestar primero un servicio antes de poder recibir uno. Este Banco de Tiempo no permite que te endeudes, esto es, que recibas un servicio cuando no tienes horas en tu cuenta. Y sin embargo, una pequeña deuda sería muy positiva a la hora de activar la economía…